«La revolución de la lectura: el libro ya no es únicamente de papel ni se lee a solas, ¿qué dice la industria?» – La Nación

Del ebook y los audiolibros a los podcasts, las librerías virtuales y las lecturas colectivas, el siglo XXI transformó la forma en que leemos; hacia dónde va la tendencia

La irrupción de la pandemia de coronavirus nos hizo caer en la cuenta de cuánto habían cambiado nuestras formas de leer libros en las primeras dos décadas del siglo XXI. Con la forzada digitalización de los catálogos por los “cierres sanitarios” de editoriales y librerías -con los correspondientes perjuicios económicos-, la demanda de audiolibros y podcasts, la multiplicación de lecturas colectivas online, los newsletters literarios que llegan a la bandeja de correo y los clubes de lectura, los cambios en la historia del objeto cultural por excelencia -el libro- se hicieron evidentes: incluso hay “Netflix” y “Spotify” de libros por suscripción regulados por algoritmos de relativa puntería, como pasa con Bookmate, Leamos y librerías virtuales que crean su propia comunidad de lectores. En este sentido, LA NACION recientemente lanzó LiBooks, donde se pueden comprar libros físicos con envíos a todo el país, y personalizar un perfil para que la plataforma ofrezca contenidos de interés y recomendaciones de títulos para cada usuario.

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A leer fuera del clóset

La lectura de libros en soledad se combina con otras prácticas grupales, como maratones de lectura, fiestas de la lectura en museos y centros culturales, ciclos presenciales o transmitidos en vivo por redes sociales. “En las últimas décadas la lectura salió del clóset -dice la escritora y gestora cultural Cecilia Szperling-. Salió del encierro y se democratizó. Si bien el ritual de lectura privada y secreta está sellado a fuego y nos salva y nos redime, nuevos rituales comunitarios de lectura generaron pactos colectivos en nuevos ritos de lecturas comunitarios”. En su histórico ciclo Confesionario del Centro Cultural Rojas, escritores y artistas acercan a la audiencia experiencias personales con libros y lecturas. Durante la pandemia, este y otros ciclos literarios pasaron al “modo pantalla” y, gracias a internet, llegaron a mayor cantidad de público.

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