«Autobiografía onírica», escucha Cecilia Szperling y se ríe. Sacude con ganas brazos y cabeza y dice que le encanta como definición, porque de eso se trata su novela «La máquina de proyectar sueños», que la editorial Interzona distribuye por estos días. Y es que así ocurre: la voz narradora es una niña que va entre los siete y los diez años, y está moldeada por sus sueños y también sobre la fantasía que —sobre todo— proviene de la literatura.
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